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Amsterdam Express
12 de marzo de 2020
Los colores de Amsterdam
Una escala en el aeropuerto de Schiphol (Amsterdam) de cuatro horas y media es una gran oportunidad para una escapada al centro de la ciudad. Ya desde el aire, en la medida que el avión se acerca al aeropuerto, uno puede ver por la ventanilla que Amsterdam es una ciudad de obligada visita. Un lugar que promete mucho, ya desde el aire. Edificios singulares en un entorno único. Aunque lo cierto es que lo mejor está a pie de calle. Hay que dejarse llevar por sus calles infinitas, callejones de la ciudad o bordear los largos canales.
Lo cierto es que llegar al centro de la ciudad, desde el aeropuerto de Schiphol, es realmente es muy fácil - y rápido-. Sólo hay que acercarse a la salida que comunica con los trenes y comprar un billete de ida y vuelta a Amsterdam Centraal. Costará 10 euros y se llega a la estación central en 17 minutos exactos en trenes muy cómodos.
Tras unos minutos viajando por debajo de la tierra sale al exterior para ir descubriendo zonas modernas con edificios dedicados a empresas de todo tipo. Incluso PWC se muestra a la izquierda de la vía del tren con 3 edificios juntos, mostrando su peso económico. Tras unos minutos de naves industriales y edificios de oficinas, aparecen las primeras zonas residenciales, y los primeros canales que terminan perpendicular a la zona de las vías.
Los trenes van y vienen constantemente. De hecho, desde el aeropuerto se puede viajar a cualquiera de las ciudades más importantes de Holanda sin salir del aeropuerto. Todo está conectado, perfectamente conectado.
La estación central de Amsterdam sorprende por su tamaño. Una gran sala central donde se centran todos los trenes, todas las vías. Hacia los lados aparecen escaleras y ascensores que permiten "bajar a tierra" ya que se llega en tren por la zona alta.
Cuidado con las bicicletas
Uno tarda unos minutos en adaptarse a una realidad que no existe en otra ciudad de occidente como son las bicicletas. ¡Cuidado con ellas! Aunque hay cebras que invitan a cruzar de "manera segura", cuidado porque los ciclistas no hacen ni caso. Su velocidad, y el tipo de bicicletas que llevan no parecen que fueran a frenar. De hecho, no tengo claro que sepan frenar. Y claro, no hay una bici, o tres, son decenas que van y vienen a una velocidad casi peligrosa para reaccionar. Especialmente si vas mirando para todos lados disfrutando de las vistas de la ciudad. Si escuchas una pequeña campanita que suena de manera persistente. Una bicicleta va hacia el lugar donde estás. Si insiste mucho, es mejor que te quedes quieto y busques la fuente del sonido. Puede que te salves de la primera de ellas, pero pueden atropellarte todas las demás que vienen por detrás.
Es difícil capturar en una imagen lo importante que son las bicicletas en Amsterdam. Es como si existieran 10 bicicletas por cada humano que vez pasar caminando. Aunque hay que destacar que la mayoría de las bicicletas son feas, muy feas o espantosas. Pero no sé porque, quedan muy bien en esa ciudad. A donde mires, hay una bicicleta que en nuestro garage quedaría muy fea, pero en Amsterdam quedan perfectas. Es imposible no sacar una foto. De hecho para escribir este artículo tuve que evitar mostrar fotos que se parecen porque son las típicas de canales, bicicleta sobre la barandilla del puente, y los edificios característicos del casco antiguo de la ciudad. Pero ¡que bonitas quedan!
Se tardan unos minutos en asumir que las bicicletas estarán ahí cuando uno vuelva de la pequeña excursión. Es imposible evitar sacar foto a todo aquello que nos resulta nuevo, curioso. Uno quiere capturar las primeras impresiones. Amsterdam es un conjunto de primeras impresiones. Todo resulta sorprendente, extremo. Da igual si esta un poco nublado, porque hasta las grises nubes y la falta de sol le sientan bien.
En la medida que uno se acerca al centro de la ciudad, tras apenas cruzar el primer canal, todo está preparado para el turista. El olor a marihuana inunda las callejuelas. Especialmente en las zonas más turísticas. Es fácil distinguirlas porque son un cúmulo de locales que venden todo tipo de sourvenir, mezclados con tiendas dedicadas al sexo, coffeshop, camisetas de Amsterdam e imánes para el frigorífico. Muchas luces y carteles que recuerdan que los carteristas están al acecho. Como en cualquier ciudad repleta de turistas.
En varios canales, especialmente los más grandes, se ven los cruceros donde los turistas pueden disfrutar de un paseo por ellos. Pero si sólo estas de paso mientras "haces tiempo" para el siguiente avión, mejor seguir caminando.
En cuatro horas y media de espera, entre avión y avión, da el tiempo para llegar a la estación central, caminar 4 kilómetros dentro del casco antiguo, y llegar a tiempo a la estación para el siguiente tren de nuevo al aeropuerto. Un capucchino en algún bar del centro cuesta unos 3 euros. Pero es una buena opción para poder ir al baño que, como en otros países de Europa no son gratuitos o fáciles de encontrar.
Amsterdam es una ciudad preciosa. Todas las fachadas, aunque se parezcan entre ellas, terminan siendo una pequeña joya a guardar en una foto. Vayas donde vayas, hay postales en toda la ciudad esperando a ser tomadas. No faltan las típicas fachadas inclinadas que se asoman respecto al resto de edificios lindantes. De cada 10 o 12 edificios, hay uno que está más inclinado de lo deseado y queda fantástico.
Si uno se aparta 100 o 200 metros de las calles atestadas de tiendas para turistas se encuentra con la ciudad. Está a la vuelta de la esquina. A veces te encuentras entre escaparates iluminados de rojo con modelos humanas acaloradas (lo digo por la falta de abrigo que muestran mientras ofrecen servicios varios), a la vez que puedes llegar a un nuevo canal. Todo depende de si giras a un lado o a otro. Nada se sabe de lo que te esperará la siguiente esquina. Es Amsterdam, la sorpresa está asegurada en cada nueva esquina.
Y las bicicletas. Sí, sé que lo dije una buena cantidad de veces. Pero no lo suficiente como para comprender que da igual todo lo que te hayan contado sobre las bicicletas en Amsterdam. Te van a sorprender...
Las fachadas de los edificios, se antojan magníficas. Cuidadas, singulares. Y aunque todas las calles se parecen, ningún edificio es igual a otro. Es como ver el máximo de combinaciones posibles para un mismo diseño. Algunos portales se parecen a Londres, otros a Liverpool. Claramente es un tipo de construcción basada en el ladrillo que tienen una escala similar, industrial. Dicen que Amsterdam recuerda a Venecia. Para mí no tienen nada que ver. Venezia es una ciudad parada en el tiempo, un museo al aire libre. La ciudad romántica por excelencia. Amsterdam no es romántica. Es dinámica, explosiva, incluso loca. Sí, es una ciudad "muy loca".
No es difícil encontrar oficinas ocupando las zonas bajas de los edificios. Sus ventanas dan a las callejuelas y para mal de los que trabajan allí es imposible no tentarse en asomarse por las ventanas. Son interiores hermosos, donde se ve la madera en los techos, con muros de piedra y ladrillo. Puf... que lugares para trabajar.
No pude evitar golpear en el cristal de un estudio que daba a la calle, para pedirle autorización para tomar fotografías. El señor que estaba dentro me invitó a pasar. Tenía una editorial dentro de ese local, más tarde utilizando Google Maps pude llegar hasta encontrar la oficina que resultó ser del estudio Sander Pinkse Boekproductie. Yo, que conozco la magnitud del edificio de Anaya en Madrid, y su capacidad para editar y publicar libros a granel, me encontraba dentro de una pequeña editorial con aire mágico. Ladrillo, madera, y mucho orden. Un orden y limpieza exquisitos. Todo parecía colocado en el lugar perfecto para inspirar. Además ese amable señor, Mr. Sander Pinkse
- supongo -, nos mostró una antigua imprenta que tenía con todas las tablillas para crear las matrices con letras tan pequeñas que tenían apenas 2 mm o 3 mm de altura. Gracias por su hospitalidad, Mr. Sander. Por cierto, esta es su web https://sanderpinkse.nl/
Amsterdam es una ciudad que atrapa desde su aeropuerto. Te vez tentado a conocer, y en la medida que avanzas hasta la ciudad te va atrapando más. Como un lugar mágico. Perderse por sus calles, conocer sus canales, sus callejuelas llenas de vegetación y plantas de todo tipo. Amsterdam es un escenario enorme esperando ser fotografiado. Todo está en el lugar perfecto. Le quedan bien los grafitis, las etiquetas pegadas en las barandillas, e incluso las bicicletas oxidadas que parecen olvidadas con grandes cadenas. Todo parece puesto a propósito. Ahora sólo queda organizar una escapada completa a esta ciudad. Se merece una visita sin tiempo, sin prisas y con muchos gigas libres de espacio en el teléfono para poder tomar fotografía a todo.
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En este video de Renga Software se puede ver un edificio de características singulares, cómo es el "Wedding Palace" en Brobov, Rusia con una arquitectura "neoclásica" muy común en ciertos edificios de Rusia. A la misma vez que podemos observar el desarrollo del modelo BIM a través de Renga. Un software muy potente, que avanza rápidamente y que poco a poco se va conociendo en países de Europa.
Some time ago I came across a Russian BIM software called Renga, which I have been trying in my spare time to try to find its pros and cons. I must admit that at first glance he managed to catch me. Its interface is very simple, with basic and intuitive tools. Following some of the videos they offer on their website, I was able to quickly start working with the program. Right away I was able to discover the things that make it different from other BIM programs and value it positively. I am convinced that it is a software that could grow exponentially with the right allies. It focuses on the three-dimensional drawing from which 2D views are obtained. The way you work reminds me more of Sketchup than Revit. Simple tools, quick to assimilate, perfect for those who are dedicated to architecture. A little over 15 years ago, when I started to tell you about Revit, I had to compare its functions with what people knew about AutoCAD at the time. Today Revit is a reality, and even other programs as important as AllPlan, ArchiCAD are part of the portfolio of BIM options for users. However, the biggest complaint about Revit is that it is getting stuck in time. Although it is a spectacular program, it certainly fits, the truth is that the news that appears each year does not usually live up to what is expected of the program that has changed everything. It seems that I no longer have things to improve, something that obviously is not the case. When this happens, other manufacturers take advantage of the loophole to create new solutions, from different points of view. It does not mean that they are better, but that they open the spectrum of solutions and could serve to inspire others. Many manufacturers are seeing how to adapt to BIM, either by creating tools that allow CAD and BIM to be joined, or by working directly on a BIM architecture. Archline for example, created in Hungary, is exceptional BIM software. Much more like Revit, but with even better or more evolved areas. For example, the section of stairs and annotations. But we will talk about this program in another article.
"El BIM es una base de datos con forma de edificio".
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